Bajo la misma luna


 



                            BAJO LA MISMA LUNA            

¿Tu crees en el destino? ¿No, verdad? Yo tampoco lo hacía hasta hace unos meses, cuando de repente toda mi vida dió un giro inesperado. Y entonces me dí cuenta de que a veces una sólo mirada, una sóla sonrisa, en un sólo momento, tu vida puede cambiar por completo. Que cuando menos te lo esperas aparece alguien en tu vida que te hace subir hasta las nubes, sí, ahí arriba, o más. ¿Hasta la luna? Si, hasta la luna. Y entonces te das cuenta de que ya todo es perfecto, que no necesitas nada más. Hay personas que están destinadas a estar juntas. ¡Sí, es verdad! Si el destino decide juntar a esas personas, no habrá nada ni nadie que pueda separarlas, aunque les aparezcan mil obstáculos, al final, sus caminos terminarán juntándose. Y parece mentira que yo esté diciendo todo esto, pero después de lo que ha pasado este ultimo año, creo que mi vida ya nunca volverá a ser lo que era. Y, sí, ¿Por qué no? Yo, Cristina Rodriguez, creo en el destino.


                                 CAPITULO 1                      

Tres meses antes, en un lugar cualquiera de la ciudad...
¿Dónde se habrán metido? Llevo 15 minutos esperándolas... Siempre me hacen lo mismo, quedan y luego se olvidan y aquí estoy yo, sola, esperándoles.
Cris deambula de un lado a otro del Starbucks. Tal vez hayan subido a la parte de arriba. Sí, seguro que están ahí. Corriendo sube las escaleras y anda deprisa hacia el otro lado del Starbucks, buscándoles con la mirada. Nada.
Cansada, va a la barra, pide un café con leche y se sienta en una de las mesas libres. Pone la carpeta que llevaba bajo el brazo encima de la mesa y comienza a escribir.
De vez en cuando bebe un trago de café y mira el reloj. Sus amigas no tienen remedio... Al menos podrá escribir un rato antes de irse a casa. Siempre lo hace cuando necesitar sacar afuera lo que siente, lo que piensa.
Pasados ya varios minutos vuelve a mirar el reloj de nuevo. ¿Será posible? Ya ha pasado media hora, y estas siguen sin aparecer. Pues adios, me voy a casa. Coge los papeles y se levanta, avanzando rápidamente hacia las escaleras. Mañana ya se enterarán estas ya... Absorta en sus pensamientos no se da cuenta de que alguien, igual de despistado que ella, o incluso más, se acerca velozmente y pronto chocan el uno contra el otro, haciendo que todos los papeles que Cris llevaba sobre la carpeta caigan esparciendose por el suelo.
- ¡¿Pero se puede saber a dónde mirabas?! ¡Mira a ver si tienes más cuidado! Me has tirado todo por el suelo.
Cris, un poco nerviosa, se agacha a recoger todo lo que se ha caído sin ni siquiera mirarle a la cara.
Pero, ¿se puede saber quién es este tío? ¡Si es que la gente va como loca por la vida! Como se puede ser tan...
-Perdona, perdona, estaba despistado y no te he visto. Ya te ayudo.
El chico se agacha para ayudarla y entonces ella lo ve. Está enfrente suyo, a sólo unos pocos centímetros el uno del otro. Tiene unos preciosos ojos azules, ¿son azules? Sí, son azules. Está segura. Los más bonitos que ha visto nunca. ¿Y esa sonrisa? Dios, que sonrisa... ¿Cuántos años tendrá? Por lo menos dos más que yo, eso seguro. ¿18? Sí, algo así.
-No, no, ha sido culpa mía perdoname, estaba pensando en mis cosas.
Sus manos se rozan por unos segundos. Cris, nerviosa se pasa la mano por el pelo, recogiéndolo por detrás de la oreja. ¿Qué le pasa? ¿Porqué está de repente tan nerviosa?
El chico se levanta y le da los folios. Otra vez sonríe...
-Ten, y lo siento, otra vez.
-Gracias, no pasa nada. Si ha sido culpa mía.
-Bueno... Veo que te gusta escribit.
-Sólo si tengo una buena razón pora que hacerlo.
Le digo guiñándole el ojo, aunque enseguida me sonrrojo y bajo la cabeza tímidamente. El suelta una carcajada y entonces sonrío yo tambien.
-¿Te importa que me siente contigo? O..¿ Ya te ibas?
-No, no, vamos a sentarnos, si total... Mis amigas me han dejado tirada...
El chico suelta una carcajada. ¿Cómo se llama? ¿Aún no me ha dicho su nombre no? Seguro que se llamará Ángel, o Alex... No, no, Mario, seguro.
-Pues menudas amigas que te has buscado...
-Dimelo a mí.
Otra vez se ríe. ¿Sólo sabe reirse o qué? Da igual, me gusta. ¡No! Que digo, no me gusta. ¿Cómo me va a gustar? Si no le conozco...
-Por cierto me llamo Nico.
¡Uy, casi! Siempre que veo a alguien conocido me gusta pensar en como será su vida, que le gustará hacer en su tiempo libre, cómo será su casa, si tendrá hermanos, cuál será su nombre... Aunque por desgracia, no suelo acertar mucho.
Suelta una carcajada. Su sonrisa... otra vez. Es perfecta. Aiba, no le he dicho cómo me llamo todavía... Pero, ¿se puede saber qué me pasa hoy?
-Cris. Yo me llamo Cris.
- Pues... Cris, ¿Te apetece ir a dar un paseo?
¿Un paseo? Pero si casi no nos conocemos, aunque... Sí, ¿Por qué no?
-Eh... Sí, vale, aunque... Voy a tener que irme a casa pronto...
-Bueno, pues... te acompaño. ¿Te parece bien?
-Mmm... vale. Espera, que voy a pagar el café y nos vamos.
-Bien.

Ahora, en ese mismo lugar...
Sí, aún lo recuerdo perfectamente. Aquella vez que nos vimos por primera vez, aquellos ojos azules... aquella sonrisa. Me enamoraron desde el primer momento.
¿Cómo empezó todo? Ah sí, ya me acuerdo. Menuda sorpresa que me llevé cuando me encontré aquella nota escrita en uno de mis papeles, dentro de la carpeta. ¿Aún guardo ese papel? ¡Sí! Claro que sí, ¿Cómo lo iba a tirar? Me acuerdo perfectamente de todas y cada una de las palabras...
"Para cuando necesites una razón para escribir. NicoSkaterDiez@hotmail.com. Que sepas que nunca me voy a arrepentir de haberte tirado todos los papeles por los suelos;)"
Esa misma tarde lo agregué al messenger, sí, me acuerdo hasta del estado que tenía puesto. ¿Cómo era? Ah, sí:
"Nunca sabes cuando el destino va a llamar a tu puerta..."
¿Qué casualidad no? Aquel chico me encantó desde el primer momento. ¿Hace cuanto ocurrió aquello? ¿Tres meses? Quizás cuatro...
Desde entonces no hemos dejado de hablar, primero por msn, luego pasamos al móvil y todavía no he dejado de sentir esas mariposas en la tripa cada vez que oigo su voz. De todas formas hace mucho que no lo veo. ¿Cuatro meses? Sí, puede que sí. Desde aquello no nos hemos visto más que un par de veces, luego, entre una cosa y otra, ya no nos volvimos a ver.
Y hoy, porfín, estoy otra vez aquí sentada. En el mismo sitio en que nos conocimos, esperándole a él. Porfín, después de tanto tiempo, le voy a ver otra vez. Jo, pero hace tanto tiempo que no le veo... ¿Qué le voy a decir? Bff... ¿Hace cuánto que no estaba tan nerviosa? Ah sí... Desde la última vez que le ví.

Hace apenas una hora, a unas pocas manzanas de allí. 
-Hola, artista. ¿Te pillo muy ocupada?
-¡Nico! :) No, estaba viendo un poco la tele, hoy no tengo nada que hacer.
-¿No? Genial. Entonces nos vemos en una hora en el Starbucks dónde nos conocimos.
-¿Qué? ¿Qué dices? ¿Hoy? ¿Ahora?
- Cuantas preguntas... Sí, dentro de una hora te quiero ver allí, hoy y ahora.
-Pero...
-¿Qué pasa? ¿No quieres verme o qué?
-¡Sí! Si... Lo único que hace tanto que no nos vemos, que... No me lo esperaba.
-Las cosas más importantes aparecen cuando menos te las esperas. Venga date prisa que no llegas.
- jajajaja ¿Y esa frase?
-La he sacado de una peli.
-¡Ya decía yo!
-Pero, ¿Quieres darte prisa? ¡Que no vas a llegar!
-¿Y no me esperarás si no llego?
-¡No! Venga date prisa, luego nos vemos, acuérdate.
-Vale... Adios.
Madre mía... ¡Le voy a ver! ¡Le voy a ver otra vez! Dios, ¿Por qué estoy tan nerviosa de repente?
Y, ¿Qué me pongo? Tengo que estar perfecta para él. Pero, ¿Qué estoy diciendo? ¡Si no me gusta! ¿O sí? Nose. Da igual. ¿La falda azul con la camiseta blanca? No, mejor no. Es demasiado elegante, y además, hace frío.
Mejor la camiseta azul que tanto me gusta y los tacones que me regalaron las Nubes. Sí, las Nubes son mis amigas. Hace tiempo que nos llamamos así. ¿Qué porqué? Mmm. Ah, ya me acuerdo. Fue por aquella tarde que estuvimos mirando las formas de las nubes. Era una tontería pero desde entonces, el nombre se a quedado así.
Somos 4, Paula, que es la más timida y romántica de todas nosotras, Raquel, a la que todas llamamos Rookie, es la más lanzada y...  bueno ya me entendeis, también está Nikki, que es la persona más loca y divertida que conozco. Aunque bueno, luego también están Bruno, que es mi mejor amigo y Guille que es el típico gracioso, chulo, y guapillo, que siempre nos hace reír.
Bueno, volviendo al tema de la ropa, ¿Dónde están los vaqueros azules claros? Sí, esos que tienen un roto en la rodilla. ¡¿Dónde están?! Ah, aquí están, buenos mal.
Entro al baño, me miro en el espejo y me pinto la raya rodeando mis ojos verdes, la gente siempre me dice que son preciosos, pero yo no los veo nada del otro mundo, bueno, para que os voy a engañar, me encantan.
¿Pelo suelto o recogido? Pruebo varios peinados pero finalmente me decido por dejar caer mi pelo castaño claro sobre los hombros.
Ya está, perfecta. Me voy. Bff que nervios...


                           CAPITULO 2                       


Hoy, ahora, en un lugar de la ciudad
¿Dónde se habrá metido? Como me haya dejado plantada... No, que va, él no es así.
Cris está sentada, en el mismo sitio dónde se conocieron, con los dedos golpea la mesa, esperando a que él aparezca en cualquier momento por la puerta.
De repente alguien le tapa los ojos por detrás. Cris se pone nerviosa, ¿Quién será? Nota su respiración muy cerca de su cuello. La persona que le tapa los ojos acerca su boca a el oído de ella y entonces en un susurro le dice:
-Hola, pequeña.
Un escalofrío recorre todo mi cuerpo, desde la punta de los pies hasta el último pelo de mi cabeza. Es él.
Me destapa los ojos y tan pronto como los abro veo sus ojazos azules justo delante mío, a sólo unos centímetros de mí. Sonríe, como siempre.
-¿Me esperabas?
- Me has asustado, no sabía que eras tú.
-¿Acaso esperabas a alguien más? Dice mirando a su alrededor.
- Ya sabes que no.
Sonríe, otra vez. Y yo también sonrío, no lo puedo evitar.
-¿Vamos?
-¿A dónde?
-No pensarás quedarte aquí toda la tarde... Que aburrida...
-Y tu que capullo.
Le mantengo la mirada, un segundo, dos, tres... Y entonces se ríe. Me coge de la mano y me levanta de la mesa.
-Vamos.
Salimos del Starbucks, sigue agarrando mi mano, y ojala que no la soltase nunca...
Caminamos por la calle, los dos, juntos, callados. No se que decirle, no se me ocurre ni un sólo tema del que hablar. Entramos en un parque. ¿A dónde iremos? No lo sé, me da igual, estoy con él. Y eso es lo que importa, ¿no?
Todavía no me a soltado la mano desde que salimos del Starbucks. Sonrío, es un chico muy raro, pero me cae bien. Hace dos meses que no nos vemos y mira, aquí estoy, cogida de su mano, caminando hacia dios sabe dónde. Casi no lo conozco y sin embargo siento como si lo conociera de toda la vida. ¿Será eso? ¿Me estaré enamorando de él? Bff... No sé.
-Corre, que no llegamos.
-¿Qué? ¿A dónde no llegamos?
-Ven, ya lo verás, es una sorpresa.
Entonces tira de mi mano, y comienza a correr.
-¡¿Pero..?!
-¡Corre!
¿Se puede saber que clase de cita es esta? Lo que me faltaba ya... ¡Ponerme a correr! ¡Con lo que lo odio!
Me agarra fuerte de la mano y yo le respondo apretando aún más.
-Venga que ya casi estamos. Sólo un poco más.
Pronto nos paramos y me suelta la mano. ¿Dónde estamos? ¿Una estación? Pero... ¿A dónde se supone que vamos?
Me pongo las manos en las rodillas y respiro como puedo. Estoy agotada.
-Si llego a saber que ibamos a correr la maratón no me pongo tacones...
-Lo siento, creía que no llegábamos. Dice soltando una carcajada.
Me levanto y me dejo caer en el banco. No puedo más.
-¿Y se puede saber a dónde vamos?
-Ahora lo verás, ven.
-¿No me dejas descansar ni 5 minutos? No se si voy a volver a quedar contigo eh. Aunque pensandolo bien, aún me pondré en forma y todo.
-Anda deja de quejarte y ven, ahora descansarás todo lo que quieras.
Me coge de la mano otra vez y caminamos hasta el arcén.
-¿Vamos a coger un tren? Pero... ¿A dónde me llevas?
-¿No te fías de mí o que?
-Si, pero... ¿Un tren?
Suelta una carcajada.
-Sí, un tren.
Subimos al tren, Nico entrega los billetes y nos sentamos en unos de los asientos del final.
Estoy bastante nerviosa, ¿A dónde me llevará? Da igual, dejaré de pensar en eso por un rato... si puedo.
-¿Cuánto dura el viaje?
-30 minutos.
-Madre mía...
-No te preocupes, no te voy a secuestrar ni nada. Dice soltando una carcajada. ¿Qué tal si te relajas un rato y dejas de preocuparte de a dónde vamos?
-Estoy en ello...
Apoyo mi cabeza sobre su hombro y cierro los ojos. La carrera me ha dejado muerta. Sonrío, dios... Vaya forma de empezar el día.
Un escalofrío recorre todo mi cuerpo cuando noto su mano rodeando mis hombros. ¿Puede ser más perfecto? No, no creo.


                           CAPITULO 3                       


30 minutos después. 
Bajamos del tren, creo que me he quedado dormida durante gran parte del trayecto. Que desastre... Y sonrío. Me ha tenido que despertar él cuando hemos llegado a la estación...
-Tss... despierta
-No estaba dormida.
-Ya, ya...
-¡Que es verdad! Sólo estaba descansando la vista un ratito...
-Ya... ¿Así como 30 minutos no?
-Idiota.
-Dormilona.
Me rio al recordarlo, me había quedado totalmente dormida...
-¿De qué te ries?
-Nada, nada. ¿Vamos?
-Sí, ven, es por aquí.
Caminamos un rato hasta llegar a una praderita con un lago.
-Esperame aquí, ¿vale? Que voy a buscar una cosa y ahora vuelvo.
-Mmm... Vale.
Me sonríe y se va. Yo me acerco hasta el lago, me agacho y toco el agua con la mano. Está fresquita, no me estraña, con el frío que hace últimamente... Me apetece meter los pies dentro, pero está tan fría... Mejor voy a sentarme en el césped. Me alejo del lago y me acerco al lugar dónde estabamos antes. Me siento sobre la hierba y empiezo a arrancarla y hacerla pedacitos entre mis dedos.
-Como sigas así no vamos a tener dónde sentarnos...
Me giro y allí esta él. Mirandome y sonriendo cómo siempre.
-Es que cómo mi acompañante me ha dejado aquí sola pues no tenía nada mejor que hacer...
-Ya te vale, si sólo ha sido un momento. Además he ido a por esto. Dice riendose, mientras me enseña una cesta.
-¿Y qué es eso?
-La merienda
Saca una manta roja a cuadros y la pone sobre la hierba.
-Siéntate. Me dice señalando un lado de la manda con la mano. Mmm... prefieres de salmón, de pollo, de lechuga... tu eliges.
-¿Te has traído uno de cada?
-Mmm... Sí. Cómo no sabía cuál te iba a gustar he preferido no arriesgar. ¿Y bien?
-El de pollo mismo.
-Aquí tiene, señorita. Dice lanzandome el sandwich.
Lo saco del envoltorio y le doy un mordisco.
-¿Que tal está?
Con el dedo pulgar levantado le digo que bien. Mejor no arriesgarme a hablar con toda la boca llena de comida.
Poco a poco me voy terminando el sandwich. Cuando termino, cojo el envoltorio, lo hago una bola y se lo tiro a Nico, de pleno en toda la cara. Suelto una carcajada mientras el me mira con cara asesina.
-Mueres
-Para que luego digais que las chicas no tenemos puntería.
No paro de reir, de repente se lanza hacia mí, me tira sobre la hierba y me sujeta las muñecas contra el suelo.
Acerca su cara a la mía. Muy cerca, tal vez demasiado.
-¿Y ahora qué, eh?
Me mira a los ojos. Me suelta una mano y la sujeta con la otra antes de que pueda soltarme del todo. Baja su mano poco a poco, por mi brazo, luego por mi hombro y sigue bajando hasta un poco más arriba de la cintura. Y me empieza a hacer cosquillas.
-¡Nooo! ¡Paraa! Lo siento, lo siento mucho. Ha sido sin querer. No quería darte.
- ¿Cómo dices? Con mentiras no lo arreglas, eh.
No puedo parar de reir mientras muevo los pies de un lado para otro intentando soltarme y me retuerzo entre sus brazos. Nada. Es imposible.
-Vale, vale. Lo siento... No lo volveré... a hacer. Te... lo prometo. Sueltame por favor. Digo entre risa y risa.
-Mmm... Bueno está bien. Y deja de hacerme cosquillas, sin embargo, no me suelta, ni aparta su mano de mi cintura.
Acerca su cara a la mía, cada vez más, sin dejar de mirarme a los ojos. Con esos preciosos ojos azules de los que me enamoré desde el primer día en que le ví y esa sonrisa que me hace sonreir inevitablemente cada vez que la veo.
Nuestras narices se rozan, y sonrio. Siento su respiración junto a la mía, nerviosas las dos. Nuestras bocas están muy cerca, demasiado, pero no voy a ser yo quien me aparte, y al parecer tampoco él.
En un segundo, acorta la pequeña distancia que nos separa y sus labios rozan los míos. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo una vez más. El roce se convierte en un pequeño beso, cortito, tímido. Y después de este otro más, y otro. Hasta que porfín nuestros labios se unen del todo. Giro un poco la cabeza y siento sus labios apretando contra los míos. Me suelta las manos y me acaricia la mejilla.  Poco a poco abre mis labios, su lengua recorre toda mi boca, lentamente. Tumbada sobre la hierba subo mi mano por su cuello, y le acaricio el pelo, con cariño. Le quiero, sí, ahora lo sé y estoy muy segura de ello, me enamorado de Nico. Y, aunque él no lo sepa, sí, hoy ha sido mi primer beso.
Su mano empuja mi espalda hacia arriba y me levanta lentamente, con mis piernas rodeo su cintura y le desabrocho uno a uno los botones de su camisa. Acaricio sus abdominales, su espalda, el me besa el cuello, con besos cortitos, tiernos. Y yo siento que me derrito en sus brazos, le amo, y lo repetiría mil y una veces más. Sí, le amo, le amo, le amo , le amo.
Y vuelve a mis labios, esta vez con más pasión. Y sólo se separa de ellos para decirme la palabra más bonita que podría escuchar.
-Te quiero.
Sonrío y le beso.

Tan sólo unos minutos después.
Tumbada sobre la hierba, Nico me levanta un poco la camiseta y me dibuja circulitos en la tripa con el dedo. Está tumbado al lado mío, de lado, sonriéndome.
-Te quiero, lo sabes ¿verdad?
Le sonrío. Estoy como en un sueño, del que espero no despertar nunca.
-Sí, lo se.
Se inclina sobre mí y me besa, un beso cortito. Y se separa, pero yo le agarro por el cuello de la camisa, que aún sigue desabrochada y lo atraigo hacia mí, juntando nuevamente sus labios con los míos. Y entonces sí que le dejo volver a tumbarse a mi lado.
Cierro los ojos y sonrío. Cuando los abro sigue mirandome.
-¿Qué?
-Eres preciosa.
Y me lanzo sobre él, tumbándolo sobre la hierba. Y le beso, primero en la boca, luego en el cuello, en el pecho, en la tripa, y luego vuelvo a la boca otra vez.
-Te amo, te amo, te amo, te amo.
Nico se ríe y me besa una vez más.
-Yo también pequeña, yo también.

Una hora después lejos de allí.
Él sentado sobre la cama y yo tumbada a su lado, mirando al techo, y más tarde a sus ojos, que me miran fijamente, sonriente.
-Ha sido perfecto. Le confieso con los ojos más brillantes que nunca tras haberle contado todo lo ocurrido esa misma tarde.
-Me alegro mucho por tí, pequeña, ya lo sabes. Me da un beso en la mejilla y se tumba a mi lado.
Bruno, mi mejor amigo, ha venido a mi casa hace una media hora, justo después de que Nico me acompañara hasta el mismo portal para asegurarse de que llegaba bien. Nos hemos despedido con un largo beso y luego le he visto alejarse mientras yo habría la puerta.
Después de todo lo pasado esta tarde, necesitaba contarselo a alguien así que le he llamado y, aquí está.
-Creo que esta vez me he enamorado de verdad. En serio, este es el definitivo.
-¿Tú crees?
Ambos nos miramos y nos empezamos a reír. Me he enamorado de tantos chicos que ya no se pueden contar con los dedos, lo que pasa es que nunca llego a pasar nada con ninguno de ellos, me gustaban, lo pasaba mal y más tarde lo olvidaba y me enamoraba de otro. Así, con todos. A Bruno siempre le tocaba escucharme, secar mis lágrimas cuando me equivocaba una y otra vez y luego conseguir que volviera a sonreir.
-Va enserio.
-Eso espero...
Y nos volvemos a reir. Me levanto de la cama y me dirijo al ordenador.
-¿Has oído la nueva canción de Melendi?
-No, ¿cuál?¡
-Ya verás, te la pongo, es genial.
Le doy al play y salto a la cama, para sentarme junto a él. Pronto empieza a sonar Lágrimas desordenadas, de Melendi.
Me sonrie y escucha la canción en silencio hasta el estribillo, en el que yo me pongo a cantar cómo una loca, sacudiendo el pelo y motivándomelo con mi micrófono imaginario en la mano.
-"Y puse tus recuerdos a remojo y flotan porque el agua está salada, salada porque brotan de mis ojos, lágrimas desordenadas. ¡¡No pienses que estoy loco por vivir a mi manera!!! Voy a pasarme todo el día bebiendo y por la noche... ¡Pegado a una botella!"
Bruno se ríe a carcajadas, este ridículo que estoy haciendo es una cosa que sólo verá él en toda mi vida. Lo juro.
De repente la puerta se abre y mi madre aparece al otro lado.
-¿Pero se puede saber a qué viene tanto grito?
Me levanto corriendo y voy a apagar la música entre risas.
-Perdona, Carmen, pero es que al parecer su hija quiere ser cantante.
Mi madre suelta una carcajada.
-Pues deja los entrenamientos para otro día, que ya es hora de cenar. Bruno, si quieres puedes quedarte.
-No gracias, Carmen, ya le he dicho a mi madre que llegaría para cenar.
-Bueno, cómo tu quieras.
Y dicho esto sale de la habitación.
-Bueno, creo que tengo que irme ya. Dice Bruno mientras se levanta de la cama y coge su abrigo.
-Sí. Le sonrio y le acompaño escaleras abajo hasta la puerta. Bueno, gracias por todo.
-Nada tonta, ya sabes que aquí para todo.
-Gracias de todas formas. Le susurro al oído mientras le abrazo.
-Hasta mañana. Dice sonriendome a la vez que me da dos besos en la mejilla.
Sale por la puerta y cierro. ¡A cenar!


                          CAPITULO 4                        


Un día después a primeras horas de la mañana. 
Un rayo de sol me despierta por la mañana, el despertador todavía no ha sonado. Me desperezo y entonces me acuerdo y sonrío. Ayer estuve con él. Fue perfecto, nos besamos, una y otra vez. Pero, entonces, ¿Ahora estamos juntos? No hablamos nada de eso... Pero supongo que si, ¿no? Y, ¿Cuándo le volveré a ver? Dijo que ya hablariamos, pero... Bff que rayada. ¿Estaré enamorada de verdad? Sí, me temo que sí...

Una hora más tarde, cerca de allí.
-¡Cuentanoslo todo!
Nada más llegar a la entrada del colegio, las nubes me empiezan a ametrallar con sus preguntas.
-¿Qué pasó?
-¿Apareció?
-¡Claro que sí!
-¿Lo hicisteis?
-¡No! ¿Pero qué dices?
-¡¡¡Cuentanoslo todo!!! ¡Venga!
-¡Eso, eso! ¡No te quedes ahi callada!
-¡¡¡Seguro que gozaron como perros!!! ¡Por eso no nos lo quiere contar!
-¡¡¡Rookie!!! ¡No seas burra!
-Venga, Cris, ¡Cuéntanoslo!
¡Bip, bip! Un pequeño pitido me sobresalta, mi bolsillo vibra, me ha llegado un mensaje, saco el móvil de la chaqueta para leerlo, ¿De quién será? Pero no llego a averiguarlo porque Nikki me lo arrebata de las manos en una décima de segundo sin darme tiempo a reaccionar.
-A ver, a ver, ¿De quién será el mensajito?
-¡Para, Nikki! ¡Dame el móvil! Pero no me escucha.
Todas las nubes se reúnen a su alrededor.
-Mmm... A ver... ¡Eh, mirad chicas! ¡Sí es de Nico!
¿De Nico? Un escalofrío me recorre todo el cuerpo. ¡Es de él! ¿Qué habrá puesto?
-¡Dame el móvil! Digo intentado alcanzarlo con las manos.
-Tss... ¡Quieta! Vamos a leerlo, ¿Qué os parece?
-¡Leelo, leelo! Dicen todas al unisono.
Desisto y me siento en el suelo.
-Leelo...
- A ver... " Ayer fue el mejor día de mi vida, gracias por una tarde perfecta, quiero verte, ¿esta tarde? Ya me dirás, un beso amor."
De repente me tiembla la mano, ¿Sólo la mano? No. Todo el cuerpo. Un momento... ¡Amor! ¡Me ha llamado amor! ¿Eso significa que estamos juntos? ¿Si, no?
-Bueno... ¿Vamos a responderle, no? No estaría bien dejarle hay con las ganas después de haberte mandado este precioso mensaje, ¿ A qué no, Rookie?
-No, no, estaría muy mal, y eso no lo podemos permitir. Dice entre risas.
- Haber... Que le ponemos...
- ¡Vosotras no le ponéis nada! ¡Que sois capaces de decirle cualquier cosa!
- ¡Calla, y confia en tus amigas hombre!
-Mujer...
- Vamos a ver... Voy a ser buena, ¿vale? Pero sólo hoy eh... "Venme a buscar a las 2:30 a la salida del colegio, por favor, por favor, me muero de ganas de verte y... repetir lo de ayer. ¡Te lo voy a comer todo! Grr... ¡Un besazo enorme guapetón!"
-¡Como le mandes eso mueres!
-¿Sí? Ui... Pues se ha mandado...
-¿Qué dices? ¡Dime que es una broma!
Porfín consigo arrebatarle mi móvil. Pues no... no es una broma. ¿Qué va a pensar de mí? Dios...
-Te odio. Le digo mirandole con cara asesina. Ella suelta una enorme carcajada, acompañada de las otras tres nubes.
-¡Imaginate la cara que pondrá! Nikki no puede ni hablar de la risa. Se tira por el suelo rodando y sin parar d reir.
No lo puedo evitar, al final acabo soltando una carcajada yo también. Va a pensar que soy una salida o algo.
-Anda vamos, que encima nos van a poner falta en clase, y lo que me faltaba ya.
Comienzo a caminar seguida de las demás nubes, Nikki y Rokkie aún siguen riendo sin parar por detrás. Están locas... No tienen remedio.
Paula me coge del brazo y seguimos andando.
-Ve al baño y llamale, ya le digo yo al profe que ahora vienes, ¿vale? Dice guiñandome el ojo.
-Gracias. Le doy un beso en la mejilla y me voy rápido hacia el baño. Me muero de ganas de hablar con él.
Mientras me alejo sigo oyendo las risas de las nubes tras de mí. Enfin...
Llego al baño y me meto en una de las puertas, cerrandola con cerrojo al entrar.
Bajo la taza del váter y me siento encima mientras saco el móvil y marco su número. La mano me tiembla un poco y me equivoco dos veces antes de conseguir marcarlo entero bien.
-Joder...
Porfin da señal, y tras dos pitídos, cogen el teléfono.
-¿Sí?
Siento un escalofrío al escuchar su voz.
-Esto... Hola.
-¡Ah! ¡Eres tu! Hola cielo.
Me ha llamado cielo. Sonrío. Sí, supongo que estamos juntos...
-¿Has leído mi mensaje?
Porfavor que diga que no...
-Sí, esto, un poco... mmm, ¿raro?
Mierda. Lo ha leído. No puedo evitar soltar una carcajada.
-Perdona, han sido mis amigas, son idiotas, ya sabes...
Se ríe el también.
-Ya lo suponía. Pero bueno, aún así, ¿Puedo ir a recogerte?
Me empiezan a temblar las piernas. Pensaba que no querría venirme a buscar hasta aquí. Le pilla un poco lejos y... nosé.
-¿Quieres?
-¡Claro que quiero! ¿Por qué no iba a querer?
-Nose...
-¿A las 2 y media pues?
-Si. Digo sonriendo para mi misma. Pero prometeme que estarás ahí.
-Que si tonta, te lo prometo.
De repente llaman a la puerta.
-Escucha, tengo que dejarte, que tengo que entrar a clase y están llamando a la puerta. Nos vemos esta tarde, ¿sí?
-Vale, cielo. Hasta luego.
-Adios amor.
Sonrío, le he llamado amor, me ha salido solo. Nose porqué, pero me ha parecido que el también ha sonreido.
-Una cosa más.
-Dime.
-Te quiero.
Mi corazón empieza a latir más rápido que nunca cuando escucha esa frase. Y eso, Nico también lo sabe.
-Yo también.
-Luego nos vemos, no quiero que te pongan falta por mi culpa. Adios.
-De todas formas, merecería la pena, sólo por el hecho de poder hablar contigo aunque sólo sean unos minutos.
Se ríe. Vuelven a llamar a la puerta.
-Me tengo que ir cielo, adios.
Y cuelgo, meto el móvil en el bolsillo de la chaqueta y salgo del baño, me miro en el espejo antes de salir y abro la puerta. Delante de mí está el profesor de lengua.
-Esto... Hola.
-Espero que no estuviera usted hablando por el móvil, señorita.
-¡No! Claro que no. Es sólo que... Me encontraba mal y necesitaba ir al baño antes de entrar a clase profe.
- Eso espero, señorita. Pues llevas ahí un buen rato... Ya estaba yo preocupado por si se te había tragado el váter.
-Pues no, ya ve que estoy sana y salva. Digo extendiendo los brazos. Y si me disculpa, voy a llegar más tarde aún a clase...
Y dicho esto me alejo de él, que por lo bajo, aunque no tanto como para que no le oiga, maldice: "Adolescentes..."


                                                CAPITULO 5                      

Unas horas más tarde en el mismo sitio
La mañana se ha hecho terriblemente eterna, pero porfin tras una jornada intensiva de matemáticas, ética, biología y otras muchas aburridas asignaturas ha llegado la hora de irse a casa. Y sí, de verle a él. Llevo todo el día pensando en volver a verle, y porfin ha llegado el momento.
-¿Entonces este finde quedamos todas las nubes en tu casa, Nikki?
-¡Sí! ¡¡¡Fiestaaaa!!! Dice Nikki bailando mientras bajamos las escaleras.
-¿Tu vienes verdad, Cris?
-¿Eh?
-Dejala, lleva todo el día en su mundo.
-Lo siento, es que...
-Sí, sí, que el amor es muy bonito, pero, ¿Vendrás este finde con nosotras, verdad?
-Sí, sí, claro que sí. Digo sonriendo.
No hago más que buscarle con la mirada mientras bajamos las escaleras, pero no le veo por ninguna parte... ¿Y si no ha venido? Habíamos quedado en que vendría a buscarme, pero... A lo mejor se le ha olvidado, o le ha surgido algo más importante...
Ya hemos llegado al final de las escaleras y sigue sin estar ahí. Bff...
Paula se acerca a mí y me susurra al oído:
-Ey, mira quién está ahí. Dice señalando hacia el frente con la cabeza.
Y entonces lo veo, me paro y sonrío.
-A que esperas, ve a por él. Me dice sonriendo.
Le sonrio yo también, dejo la mochila en el suelo, y primero andando deprisa y luego corriendo, me dirijo hacia él.
Cuando llego hasta él, salto y rodeo con mis piernas su cintura. El me recoge en sus brazos, sonriendo y me sujeta por la espalda mientras me besa.
Siento sus labios, junto a los míos, una vez más. Y vuelvo a sentir un escalofrío por todo el cuerpo, como cada vez que le toco, que le veo, que me sonrie, y me quedaría así toda una vida, en sus brazos, besándole.
Nico me aprieta fuerte contra su pecho y me besa una y otra vez. Su lengua recorre todos los recodos de mi boca, y durante unos largos segundos me dejo llevar entre sus brazos.
Pronto nuestros labios se separan, pero sus ojos azules siguen mirando a los mios.
-Has venido
-Te dije que vendría
Sonrio y le doy un ligero beso en los labios.
-Ven.
Le cojo de la mano y le dirijo hacia dónde están las nubes, que no han dejado de mirarnos ni un sólo segundo.
-Las famosas nubes... Dice sonriendo.
-Las mismas.
Rookie enseguida se le lanza al cuello y le da un fuerte beso en la mejilla.
-¡Hola! Yo soy Rookie, para cualquier cosa que necesites me llamas, eh. Y cuando digo cualquier cosa es cualquier cosa... Ya me entiendes... Dice guiñandole el ojo.
-¡Quita, quita! ¡Que este es mío, eh! Digo apartandole con la mano de mi chico. Si, MI chico.
Nico se ríe y me mira.
-¿Me darás su telefono al menos, no? Por si lo nuestro no funciona...
Yo me hago la enfadada y le doy en el brazo con el puño.
-Idiota.
-Que no, tonta, ven aquí... Sí ya sabes que yo sólo te quiero a ti.
Me tira del brazo, acércandome a él, me resisto al principio pero finalmente accedo y acabo entre sus brazos. Me abraza y me besa dulcemente en los labios.
-Oh... ¡Qué monos! Dice Paula mientras nos observa.
-¡De monos nada! Lo que son es muy empalagosos...
-¡Rokkie!
Nico deja de besarme y mira a la más tímida de las Nubes.
- Y me imagino que tu serás Paula, ¿no?
-¡Exacto! Dice Paula sonriente antes de saludarle con dos besos.
-Y bueno, ella es Nikki. Digo señalando a la última de las Nubes que se acerca dando saltos y bailando. Esto... bueno, está loca, ya sabes.
Nico suelta una carcajada y le da dos besos.
En ese momento veo a lo lejos a Bruno bajando las escaleras del instituto junto a Guille.
-¿Me esperas aquí un momento, por favor?
-Mmm... Sí, vale, pero no tardes, eh.
-No, no, ahora enseguida vuelvo. Le digo sonriendo. Me despido con un beso en los labios y me dirijo hacia la entrada del instituto. Cuidarmelo, ¿vale?
-Sí, sí, eso no lo dudes... Grita Rookie.
Esta chica nunca cambiará...
Pronto Bruno ve que voy hacia él y se acerca con Guille.
-¿Me lo prestas un momento?
-Todo tuyo... Me dice sonriendo, mientras se aleja un poco de nosotros.
Me saluda con un fuerte abrazo que dura unos largos segundos y finalmente nos separamos.
-¡Hola! Me dice sonriente, como siempre.
-Hola, ¿Sabes? ¡Ha venido!
-¿Qué ha venido quién?
-¿Cómo que quién? ¡Quién va a ser! ¡¡Pues él!!
Me aparta un poco con la mano para ver a las nubes alrededor de un chico alto, fuerte y sí, muy guapo.
-Ah... Él.  ¿Y no le vas a presentar a tu mejor amigo o qué? Que yo le tengo que dar mi consentimiento...
-¡Tonto!
Suelta una carcajada y me abraza otra vez.
-Vamos anda...
Le cojo de la mano y le dirijo hacia donde están las Nubes y Nico. Pronto, Guille se úne a nosotros.
-¿No jodas que ese es tu novio?
-Mmm... sí.
-Madre mía...
-¿Qué pasa?
-Nada, nada. Me dice sonriendo. ¿El primero no?
-Sí.
Sin querer noto que mis mejillas se sonrojan . Siempre me pasa lo mismo. Además, no me gusta hablar de eso. Vale, ya se que es un poco ridículo tener novio por primera vez a los 16 años, pero, esperaba al momento especial, y supongo que este lo es, ¿no?
-Bueno, para ser el primero no está nada mal, ¿no?
-No, no lo está.
-¿Te lo has tirado ya?
Le miro con cara de asesina, pero no soy yo quién le responde, sino Bruno.
-¡¿Pero qué dices?! ¡No seas burro, hombre!
Guille suelta una carcajada.
-Que era broma...
Llegamos junto a ellos y le suelto la mano a Bruno, no me había dado cuenta de que aún la tenía agarrada. Me acerco a Nico y le doy un ligero beso en los labios.
-Nico, este es Guille... Se saludan con la mano y Guille se aleja.
-Bueno, chicos que yo me voy ya, que tengo prisa. Dice con una sonrisa pícara.
-Me voy contigo. Dice Nikki alejandose con él.
Las demás nubes gritamos un adios y yo sigo con las presentaciones.
 -Y... bueno, este es Bruno, mi mejor amigo. Digo sonriendole.
-Encantado. Cuidamela bien, ¿vale? Dice sonriendo mientras se dan la mano.
-No te preocupes, eso está hecho. Dice mirandome a los ojos y juntandome a él. Apoyo la cabeza en su hombro y le cojo la mano.
-¿Nos vamos?
-Sí.
-Adios chicos. Digo despidiendome con la mano.
-Tss... Pasalo bien, pero, ¡acuerdate de que este finde es nuestro, eh!
-Que sí, pesada... Y suelto una carcajada mientras nos alejamos de ellos.
Antes de salir por la verja del insti, oímos a Rookie gritar.
-¡¡¡No olvideis usar protección!!!
Me pongo roja como un tomate y me doy con la mano en la frente moviendo la cabeza, esta mujer no tiene remedio...
Sin embargo Nico suelta una carcajada, se para, me coge del brazo, acercandome a él, y me besa dulcemente en los labios. Su mano acaricia mi mejilla y me sujeta por la espalda. Yo siento que me tiemblan las piernas, y tan sólo oigo los latidos de mi corazón, acelerados, como siempre que me besa. Nunca me voy a acostumbrar a esto. Me gusta, me gusta mucho. Un escalofrío recorre mi cuerpo cuando siento su mano en mi tripa, bajo la camiseta, mientras sus labios aprietan los míos y su lengua acaricia, lentamente, la mía. Siento que me voy a derretir, ahí mismo, entre sus brazos, pero el beso termina.
-Uff...
Nico se ríe y me abraza.
-Me encantas, cada vez más. Me susurra al oído.
-Y tu a mí. Le susurro también, con los ojos cerrados.
-¿Vamos?
-Sí, pero, ¿A dónde?
-Ahora lo verás.
-¿Siempre eres tan misterioso? Digo riendome
-Sí, siempre. Me dice sonriendo.


    CAPITULO 5                        


Al mismo tiempo, cerca de allí.  
Ella salta sobre él, rodeándole la cintura con sus piernas. Con ambas manos, una en cada mejilla, sujeta su cabeza junto a la de ella, mientras le besa con pasión.
-Los demás no pueden enterarse de esto. Dice ella entre beso y beso.
El chico suelta una carcajada, dejando de besarla durante un segundo, para volver de nuevo a sus labios.
-No, mejor que no. -Confirma el chico- No se lo creerían.
-¿La loca y el chulo del grupo juntos? No tiene sentido...
-Calla. Dice él, cerrándole la boca con un beso.
Con ella en brazos se dirige hacia el sofá mientras que los besos no cesan, se sienta con ella encima y le quita la camiseta acariciando ahora su vientre desnudo.
Poco a poco la ropa va cayendo a suelo. Primero la camiseta de ella, luego la de él, seguido por los pantalones de ambos.
Él la tumba sobre el sofá y se coloca encima de ella. Sus pies juegan con los de la chica que, a su vez juega con el pelo rubio de él.
Con absoluta destreza sube la mano por su espalda y le desabrocha el sujetador que pronto sale despedido por los aires.
Los besos siguen siendo constantes y la pasión crece entre ambos. El chico mete la mano en el bolsillo trasero de su pantalón, tirado ya por el suelo, y saca un preservativo que enseña a la chica con una pícara sonrisa en la cara. La chica asiente sonriendo y le da un pequeño beso en la boca.
El chico suelta una carcajada mientras los primeros gritos de placer inundan  ya la habitación.


Continuará...

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